Girasoles muertos y ciegos que esperan, la quietud de quien pudo brillar, ya que vivimos tiempos donde la dualidad es lo aparentemente importante, causante de enfrentamientos y desavenencias. Con este mural se quiere poner énfasis en la importancia del respeto, del libre pensamiento, de la expresión sin miedo de ideas y opiniones. Utilizando como metáfora a nuestros hijos e hijas, personas del futuro de las que colgar ilusiones o esperanzas de un mundo único y mágico en cada uno de nosotros donde los girasoles dejarán de estar ciegos y verán con ojos curiosos y de asombro ese sol que los hace vibrar.

El autor tomó inspiración en los extensos campos de girasol que vio en su trayecto hacia Villangómez para pintar este mural, emulando el cuadro “Los girasoles” de Van Gogh. La pintura está finalizada con una frase de “Los Girasoles Ciegos” de Alberto Méndez:

“Yo no quiero que nuestros hijos tengan que morir o matar por lo que piensan”